Japón.
La primera evidencia
de tatuajes en japoneses se encuentra en los figurines de barro que se
recuperaron de las tumbas. Datan del año 5000 a.C., tienen líneas sencillas
marcadas en el cuerpo y cara, el cual indicaba la posición social y los
protegían de los malos espíritus. En textos históricos del siglo III d.C., se
dice que los pescadores se pintaban el
cuerpo para protegerse de los peces grandes cuando buceaban en busca de
conchas.
A principios del siglo VII, los gobernantes adoptaron parte
de la cultura y costumbres chinas, por lo que por lo que los tatuaje fueron
oficialmente prohibidos. Las personas
que portaban tatuajes eran excluidos y básicamente condenados a vivir fuera de
Japón.
No se conoce un reporte de algún tatuaje en Japón hasta el
año 720 d.C., cuando el emperador mando llamar Hamako, mujari de Azumi.
(conspirador para derrocar al estado) perdonándole la pena de muerte pero condenándolo a ser tatuado.
Sin embargo en ese mismo momento los indígenas Ainu
(Hokkaido, norte del archipiélago japonés) tenían una estética diferente,
consideraban que sus mujeres eran hermosas por el hecho de portar tatuajes.
A principios del siglo XVII los tatuajes fueron considerados
solo para criminales, tenían una cruz en el antebrazo. También se puso de
“moda” que los delincuentes eran marcados con una variedad de símbolos que
indicaba en que región habían cometido el crimen. En algunas regiones se
tatuaban un perro en la frente, en otras
eran barras, líneas dobles y círculos en la cara y manos.
Fue hasta el siglo XVIII, cuando SUIKODEN (novela China), donde la mayoría de sus héroes tenían
bastante tatuajes, esto causo popularidad en Japón, haciendo que los tatuajes
gráficos florecieran con el invento de ukiyo – e (plancha xilográfica).
Y a pesar de seguir prohibidos, el tatuaje siguió
evolucionando y más en los yakuza – bandas de crimen organizado – (campesinos,
bandidos, y peones que emigraba a EDO ). Ellos creían que como tatuase dolía,
era una manera de demostrar valentía; como era permanente su lealtad eterna a la banda; y como era ilegal, los volvía
bandidos para siempre.
En 1867, la ley contra el tatuaje se cumplía al pie de la
letra porque los nuevos gobernantes temían que los occidentales consideraran
sus costumbre bárbaras y caducas. Irónicamente, entre las leyes no había alguna
que prohibiera tatuar a los extranjeros. Aquí comienza lo que se conoce LOS
MAESTROS DEL TATUAJE. Ellos se mantenían ocupados tatuando marineros, su
destreza y habilidad era tan maravillosa que reyes y emperadores extranjeros
iban a Japón para ser tatuados. Claro esta también que aun tenían clientes
japoneses, que seguían tatuándolos de manera ilegal.
En 1936, estalló una lucha y casi todos los japoneses fueron
reclutados en el ejercito. Después de la segunda guerra mundial, el general
MacArthur liberalizó las leyes japonesas y tatuarse se volvió legal. Pero aun
en la actualidad el tatuaje no se puede mostrar en público. Se considera propio
de las clases bajas. En la actualidad algunos
hoteles y bares no permiten la
entrada a personas con tatuajes visibles.
Perla Tovar García
No hay comentarios:
Publicar un comentario